Inmigración, (des)patriotismo e hijos

Vivir en otro país supone, ante todo, un baño de humildad. Claro está para algunos, porque para otros se convierte en un ampliador del ego propio y patriótico. Aquí mi visión del tipo de inmigrante (AVISO: es reduccionista, está hecha buscando la exageración, pero con mucho cariño, porque ser inmigrante es bastante difícil y cada uno lo gestiona como mejor sabe).
 
Empezamos: tipo de inmigrantes (reducidos solo a tres grupos, que haber, hay tantos tipos como personas).
 
Tenemos al grupo "ensalzamiento patriótico": todo le parece fatal, no hay nada como en su país, en el país extranjero no saben comer, no saber disfrutar, no saben vestirse, comportarse, educar hijos, en fin que no saben nada de nada. Este grupo sólo se relaciona con gente de su nacionalidad, total los locales son racistas, intolerantes y como no saben de nada... Llevan 20 años en el país extranjero y todavía no tienen el nivel básico de la lengua local. Se conocen todas las tiendas, centros culturales, restaurantes, todo lo que haya en la ciudad relacionado con su país de origen. Tienen un radar para paisanos, los detectan al vuelo y corren a hablar con ellos aunque estén a 500 metros de distancia (y te dan unos sustos de muerte). Todo el día hablan de lo que harán cuando vuelvan a su país.



El grupo del "asqueamiento patriótico": igual pero en dirección contraria, el país de origen es una porquería, son unos pueblerinos que no saben nada de la vida, nunca han viajado, no tienen educación, no saben vestir, no saben comer, no saben de que hablan, no saben nada (¿os suena? ya lo había escrito arriba, y es que es lo mismo pero al revés). Estos asqueados al segundo día de llegar al nuevo país han olvidado su idioma materno (vamos que intentan ponerle el acento local a todo lo que dicen, aunque sea en su propia lengua), y si hablan en su idioma cada dos palabras meten un what... Todo en el país de recepción es fabuloso, excitante, cool...  No van a restaurantes, ni tiendas, ni grupos culturales relacionados con su país, nada, zero... (eso sí su madre les envía algún paquetito de vez en cuando). Y no sólo eso, sino que cuando se encuentran un paisano por la calle es como si vieran al demonio, ¡salen corriendo! Se creen más guay que los ensalzados, porque ellos si que saben como tiene que ser un buen inmigrante.

 
El grupo "ciudadanos del mundo": el universo se les abre, todo son flores y violas, todo es estupendo, tanto aquí como allá. Ya no tienen nacionalidad, sino que han pasado a ser ciudadanos del mundo, les da igual ocho que ochenta, se consideran súper afortunados y chachís sólo por ser inmigrantes y fardan con los de aquí de lo de allá, y con los de allá de lo de aquí, aunque intentan disimularlo con falsa modestia.

 
Y entonces llegan los hijos...

Los del ensalzamiento patriótico de golpe se dan cuenta que su hijo va a ser medio, bueno un poco más de medio, de ese país extranjero, les llega a casa hablando otro idioma como si fuera nativo, pidiendo celebrar unas costumbres paganas, tienen amigos extranjeros (los extranjeros son ellos pero todavía no se han dado cuenta), así que poco a poco y medio sin quererlo y medio por amor a los hijos, empiezan a abrir puertas y celebran Halloween a regañadientes.

 
Los del asqueamiento patriótico. Hacen un giro de 180 grados de la noche a la mañana. De golpe lo que más les preocupa es que sus hijos no conozcan su idioma y sus costumbres, que ahora ya no les parecen tan desagradables, sino que empiezan a añorarlas, rememorando una infancia feliz, que desean poder compartir con sus hijos. Echan de menos a mamá, papá, primos, vecinos, y hasta las interminables discusiones de la sobremesa que tanto odiaban. El skype se convierte en herramienta de uso cotidiano y cada vez que pueden se escapan a su país de vacaciones. Empiezan a buscar grupos del país de origen como locos, sólo les hablan a los niños en su idioma y empiezan a celebrar costumbres propias otra vez.

 
Los ciudadanos del mundo, siguen en su línea, disfrutando de la diversidad, eso si, con un poco de arrogancia.

Moraleja:
 

Comentarios

  1. Me ha gustado la entrada, jeje. Según iba leyendo me imaginaba tanto a los del ensalzamiento patriótico (de esos abundan) y los del asqueamiento patriótico que conozco por aquí... Además de que a mí ya me ha entrado el miedo a que como siga unos años más aquí a la enana le acabe gustando más el congee que la tortilla de patatas!! Y eso que todavía no ha nacido. Acabo de encontrar tu blog, y me ha gustado, me voy a dar una vuelta :)

    Saludos desde China!

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    1. jajaja quien sabe que serán nuestros peques. Yo misma fui inmigrante dentro de España, al principio odiaba Barcelona, y después me consideraba super catalana. Mi madre nunca lo ha entendido y todavía se enfada, jajajja. La adaptación al medio es primitiv que le vamos a hacer. Me voy a pasear también por tu blog porque vivir en la China tienen que ser una pasada

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  2. Hola
    Primera vez que entro a tu blog . ¡Me ha encantado ! Y me he reído muchísimo . Es totalmente cierto lo que cuentas y se da en muchos EMI - Inmi grantes.
    Yo digamos estoy en el de ciudadanos del mundo , guardando distancias con algunas características que has dicho,jajaj.
    Exacta descripción se da con los cubanos, mexicanos, y demás que emigran a los Estados Unidos.
    Entraré más a menudo por aquí.
    Un saludo

    http://serendipeandoagusto.blogspot.com.es/

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    1. Yo no te digo donde estoy, ni por donde he pasado que me da hasta vergüenza, jajajaj porque escribí el post casi que para reírme un poco de mi misma... Ser inmigrante es muy difícil y encontrar tu lugar requiere tiempo.

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